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viernes, 18 de enero de 2013

Pimienta negra.

Esos días en los que se tienen siestecillas picantes. Sobre todo después de su beso de despedida al mediodía. Llegar a casa. Comer. Postre y a dormir. Te cuelas en mi sueño. Joder, se pone interesante la cosa. Si es que tengo que dejar de echarle pimienta a la carne, que después sueño estas cosas...
  Ponerte contra la pared. Desnudarte poco a poco. Tirarte encima de la cama. Bajarte las bragas con los dientes. Atarte a la cama de pies y manos. Colocarte una venda en los ojos. No ver. No tocar. Sólo oír. Sólo sentir. Lamer tu cuerpo. Despacito. Mordiscos. Caricias. Besos en el cuello. Palpar la humedad de tu entrepierna. Me encanta el tacto. Hacerte estremecer. Que encojas los dedos de los pies. Esas ganas irrefrenables que tienes de desatarte y quitarte la venda. Y ser tú la atacante y yo el defensor. Pero lo siento cariño, tendrás que esperar. Ahora eres sólo mía. Te voy a hacer sufrir. La venda te provoca incertidumbre. Te la subo. Te miro a los ojos. Placer. Te muerdo el labio y te sonrío. Te muerdo el cuello y aprovecho para susurrarte al oído. No te desataré hasta que lo grites... Te vuelvo a bajar la venda. Te muerdo el cuello otra vez. Intentas moverte. Sonrío. Morderte hasta el último centímetro de tu cuerpo. Tocarte.Sigues intentando moverte. Susurras que te desate. No paro. El volumen de tu plegaria aumenta cada vez más. Quiero que lo grites. Cuando lo hagas, te desataré. El tiempo pasa. Te retuerces. Eres dura, señorita. Continúo. Te hago sudar. Hasta que no puedes más. Y vociferas que te desate de una vez, que me voy a enterar. A sus órdenes, bombón. Te sacas la venda. Me tiras contra la cama. Yo ya moví ficha. Es tu turno. Lo que pase a continuación lo dejo a tu libre elección, princesa.

martes, 15 de enero de 2013

Marlboro Gold.

Dos de la mañana. Marlboro Gold. Me enciendo uno y me asomo a la ventana. Hace frío. Miro al cielo mientras mis retinas se ven invadidas por el humo que suelto a cada calada. Miro fijamente a las estrellas. Mi mente vuela. Se va flotando a la mejor parte de mi subconsciente; la más caliente. Ella. El frío es nimio, ya que cuando de ella se trata me hierve la sangre. Apuro el cigarro, me meto en cama y me pongo a escribir. Joder, sólo me vienen pensamientos impuros... Me tienta. Mi mente sigue coqueteando con ella. Ojalá estuviera aquí. Sólo de pensarlo... Puffff. Hoy no duermo. Cada segundo que pasa, un pecado. Arderé en el fuego, si, pero si es por pecar con  ella nada importa. El tiempo pasa y yo en el más dulce delirio. ¿Queréis que se lo cuente?. ¿Si? Pues atentos. Prestad atención:
          - Quítate la ropa despacito, que ahora viene lo bueno. Ponerte contra las cuerdas. Hacerte gritar, que pierdas los papeles. Que te desates y gimas. Esa cara de placer. Ponértelo difícil. Hacerte sudar. Castigarte. Dejarte llevar. Vamos, hazme delirar como tú sabes, bombón. Muérdeme el labio, chica con clase. Bésame el cuello. Hazme sudar, soy todo tuyo. Sin límites. Clávame las uñas, deja tu marca en mi piel. Sigue el ritmo. O hazlo como quieras. Tú mandas. Yo obedezco. Eres perfecta, lo sabes ¿no?.

jueves, 10 de enero de 2013

Insportable.

Insoportable. Insoportable no verla, insoportable no besarla, no acariciarla, no tenerla entre mis brazos... Insoportables los días sin ella... Y es que me he acostumbrado tanto a sus besos que sólo su boca calma mis fieras. Mis ganas de verla van en aumento a cada segundo que pasa, que la necesito, joder... El tiempo pasa lentísimo cuando no la veo y se va volando cuando rozo sus cálidos y tiernos labios; ojalá pudiera detener el maldito tiempo cuando estoy con ella para no dejarla escapar nunca... Insoportable no tenerla aquí en este preciso instante.
       Que la dulzura es mirarla fijamente a los ojos y se acerque para besarme... Que es única, increíble, hipnótica... Que no sé ni como coño estoy escribiendo esto, porque me falta el aire y las palabras, porque pierdo la cordura cuando de ella se trata. Que me alegra la puta vida cuando sonríe y me hace comprender que merece la pena levantarse en los días grises sólo por verla sonreír. Que la echo demasiado de menos a todas horas... Que besarla es el mayor placer jamás descrito. Que ella es la única culpable de la sonrisa idiota que luzco las 24 horas... Que nada importa cuando estoy con ella... Que no la cambiaría por nada del mundo. Que es los arándanos de mi pastel. Que me encanta, mademoiselle. "Vamos, suda conmigo, aquí sigo, susurra mi nombre mientras te castigo..."