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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Sonpáginasqueinundantufragancia...


Eran las seis de la mañana, volvía a casa, se sentía un tanto atribulado y somnoliento. Había sido un buen día pero un nimio sentimiento de tristeza le invadía, el cual no era capaz de explicarse... Llovía, llovía demasiado y con fuerza, iba calado hasta los huesos pero no le importaba, le gustaba la lluvia, así que decidió detenerse, mirar al cielo y cerrar los ojos... Cuando llueve es como si el mundo tuviera un gran techo, cada gota de lluvia emite un sonido distinto al caer sobre una superficie, era una pequeña delicia auditiva, se detuvo un buen rato escuchando la misma melodía cuando se le pasó por la cabeza cierta frase de una canción que no dudó en susurrar "Escúchenla... La ciudad respirando...", le gustaba decirla cuando la ciudad estaba durmiendo y él era el único superviviente sobre sus calles a esas horas... Seguía escuchando la armoniosa melodía de la lluvia cuando de repente llegó un delicioso aroma a sus fosas nasales, un escalofrío recorrió todo su cuerpo haciéndole estremecer… Ese olor se le hacia muy familiar, ya lo había catado meses atrás, y todavía no se había olvidado de él. Siempre que percibía ese olor tenía la misma reacción, siempre miraba hacia atrás, siempre, pero nunca encontraba lo que buscaba, y él sabía que no lo iba a encontrar, pero era tenerla presente lo que de verdad le llenaba, le parecía mágico y bonito percibir su olor y girarse, aún tenia su recuerdo grabado, ese olor era inolvidable para él… Siguió allí parado bajo la lluvia, escuchando el mágico recital de la lluvia amenizado por ese festival aromático que representaba para él aquel olor.
Hizo un inciso para sacar un cigarro del paquete, se lo encendió y empezó a fumar mientras seguía escuchando la lluvia caer sobre la acera, el techo de los coches, la carretera… Le pareció una imagen preciosa ver su ciudad invadida por la lluvia. Apuró el cigarro y al darle las últimas caladas volvió a percibir ese olor, una sonrisa se dibujó en su rostro, apagó el cigarrillo y subió a su casa con una sonrisa idiota, pero llena de felicidad. Se secó el pelo, se puso el pijama y se metió en cama. Entre sábanas se detuvo a pensar un rato en el final de la noche, y le pareció un momento mágico e irrepetible, había catado más veces ese olor, pero esa noche fue distinta, fue mágica, fue como si la tuviera a su lado… Fue la perfección. Finalmente se durmió, tras noches tardando en dormir, esa noche se durmió al instante invadido por ese olor mágico.

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