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miércoles, 2 de noviembre de 2011

Anochece.


Intentando abrir el paraíso con una ganzúa… Pero mi ganzúa está rota desde hace tiempo, las puertas del paraíso están reservadas para otros, a mi ya solo me queda el infierno… Y es que por más que intento forzar esas puertas no puedo entrar, pero qué coño, me quedo aquí entre llamas, calentito. Frustración sería la palabra acertada para definir este sentimiento, pero en fin, llegados a un punto… Nada importa. Tú a Londres y yo a Nueva York, la película de nuestra vida, y es que la echo tanto de menos que cada vez veo esas puertas más lejos, y la cerradura? Cada vez más cerrada, ni mi vieja ganzúa rota sirve… Quiero verla, abrazarla y besarla, susurrarle al oído que tengo ganas de comérmela poquito a poco o decirle que todo va a estar bien, y que no se tendrá que preocupar de nada nunca más, que yo estaré siempre protegiéndola; pero soñar es gratis, y no sé si es el destino que me putea o soy yo, pero ese paraíso o no es para mí o mi tren en esa dirección ya pasó… Da igual. Es tarde, estoy cansado, adiós.

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