Seguidores

sábado, 10 de diciembre de 2011

Pos-imposible.



Llueve en la ciudad, cada gota que cae sobre los tejados es una melodiosa sinfonía que solo pueden apreciar oídos privilegiados… Primero un sol, luego un re, un si bemol y para culminar un fa, sostenido claro, al contrario que mis palabras que se traban cuando de hablar contigo se trata. Eufórico cual niño cuando veo esa pequeña luz verde acompañada de su nombre y nostálgico cuando se torna gris, como el humo espeso que recorre mis labios impulsado por un suave y sigiloso soplo de aire que hace que se difunda por la habitación. A altas horas de la madrugada el sueño se va haciendo dueño y señor de cada parte de mi cuerpo y mi cerebro que coquetea curioso con su imagen… Ella y yo, frente a frente, la miro fijamente, me mira y me abraza, yo le devuelvo el mimo con más fuerza, como si fuera una boa, dejándola sin azúcar, sin aliento.
La tengo tan presente que no me llegan las 24 horas del día para pensarla, así que he decidido que mis días tengan una hora más para saciar mi imaginación. Sé que es un imposible, pero la vida está llena de tantos imposibles… Dentro de toda la controversia referida a la índole temporal mi propuesta es ilógica, pero creo que todos tenemos derecho a un “pos-imposible” y este es el mío. Llamadme loco, gilipollas o simplemente atontado, pero a este loco soñador nadie le va a quitar su hora supletoria para darle alas a su imaginación y poder volar libre con ella, ni su hora, ni sus ganas, NADA.

1 comentario:

  1. A veces las horas del día son del todo insuficientes...pero parece que nadie se pare a apreciarlo.Todos pretenden vivir demasiado rápido y morir todo lo lento que pueden.
    Un gran texto y me quito el sombrero ante la idea de añadirle horas al día con la única intención de seguir fantaseando.

    ResponderEliminar