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lunes, 14 de marzo de 2011

Come dancing with me...


Tira la máscara, entre tú y yo no existen tabúes, no al menos desde que nuestros polos se encontraron y se unieron en el meridiano, donde se anulan nuestras cargas y pasamos a ser una sola, neutra.... Te miro a los ojos y reflejan fuego, ese mismo que te quema por dentro y que sólo yo sé apagar; aunque quién muriera calcinado. Me cuestiono también el mundo cuando tus ojos me miran fijamente pidiéndome guerra y respondo ofuscado con los míos, que le contestan que será una ardua batalla de sábanas, mordiscos, gemidos y jadeos; una batalla que no tendrá fin hasta que uno de los dos tire la toalla, las vergüenzas o las ganas.
Te tengo enfrente y todavía te pienso, porque aunque estés delante y pueda besarte, no dejo de pensar cómo consigues que en esos labios tiernos haya podido acomodarme, sin quererlo, sin buscarlo…Encontrándote. Y en tu bella figura me recuesto y siento que encontré donde poder descansar mis ganas de darle dolores de cabeza al mundo. Estás a escasos milímetros y deliro, voy camino del más puro éxtasis que desatará en locura, esa locura de la que si me dejas, quiero ser prisionero.
Porque me vuelves loco, porque tu cuerpo y tú, en todo vuestro esplendor, me volvéis loco. Porque eres un pecado y mi sitio en la iglesia está cogiendo telarañas, porque soy tu mayor pecador… Porque tú y solo tú, sabes como llevarme al paraíso tomando el primer desvío hacia el infierno. Callejón sin salida cuando tus manos juegan a tientas con mi sexo.

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