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jueves, 13 de enero de 2011

Cárgame las pilas con un beso de urgencia...


Se encontraba en una fiesta, un ambiente un tanto selecto y ameno, pero a la vez dejaba detalles de aburrimiento. En un momento de la noche, salió a la azotea y allí se encontraba ella… Se estremece con el viento como la última hoja de un árbol que se muere, dejo que oiga mis pasos, se queda rígida un instante y comienza un breve pero intenso diálogo entre los dos…
- ¿Quieres un cigarrillo? – le dijo con un tono seductor
- Claro… Gracias, ¿te aburren tanto como a mi?
- No he venido a divertirme, he venido por ti, llevo días observándote… Eres muy deseable… No es tu rostro, ni tu físico, ni tu voz… Son tus ojos, las cosas que veo en tus ojos…
- ¿Y que ves en mis ojos?
- Una serenidad salvaje… No quieres huir, afrontarás lo que tienes que afrontar pero no quieres hacerlo sola…
- No, no quiero hacerlo sola…

El viento se eleva electrizante, ella es dulce y cálida, casi etérea… Su perfume es una dulce promesa que hace aparecer lágrimas sobre mis ojos; le digo que no se preocupe, que la salvaré de todo cuando la asuste y que la llevaré muy lejos… Le digo que la quiero… Me aferro a ella en un ardiente y cálido abrazo, la beso como si no hubiera amanecer existente… La noche se iba consumiendo poco a poco y la oscuridad se cernía sobre ellos dos, pero un fuego eterno alumbraba la llama que alimentaban con su pasión… Hay noches que desearías que no acabaran nunca…

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