Seguidores

viernes, 28 de enero de 2011

Voy a robarte un beso y te pediré de rescate un millón más...


Caía la noche y caminaba meditativo por la casa, hacía frío, demasiado frío así que decidió encender la cocina de leña, de esa manera mantendría entretenida su cabeza y dejaría a un lado aquellos pensamientos melancólicos que lo invadían últimamente… Salió un momento a por leña, iba poco abrigado y el frío le acusaba, entumeciendo sus piernas y sus brazos. Cogió un montoncito de leña de la bodeguita…
Al entrar en casa, tuvo algo semejante a un flash, pero no le dio importancia; encendió la cocina y se sentó en una vieja silla de madera de roble, al lado de ella, mientras se encendía un cigarro. Estaba toda la habitación a oscuras y por la ventana entraba un diminuto rayo de luna a través de el cual creyó divisarla, malditas alucinaciones…
Sentía los crujidos de la leña, aquella bonita y silenciosa melodía en una noche de luna llena que lo dejaba pensativo con sus pensamientos al rededor de aquel tema que comenzaba a ser fetiche: ella. Cuando se quiso dar cuenta el pitillo estaba ya en las últimas, no se había percatado de que lo había dejado en el cenicero y se iba consumiendo lentamente; le dio las últimas caladas, al soltar el humo, este cruzó por delante de los cristales de la ventana a través de la cual aquel ínfimo halo de luna todavía se asomaba cual intruso en la sala; y volvió a divisarla otra vez, a lo lejos, en el campo…lo cierto es que habría sido macabro si no fuera tierno y dulce imaginarla así de cerca.
Necesitaba descansar, de modo que subió por la antigua escalera de madera, que aunque estaba un poco carcomida, todavía se mantenía fuerte como un roble, como si se negara a perecer. Cuando llegó arriba, caminando por el pasillo, la Luna lo iluminó todo a través de una puerta que había al final del corredor; se acostó en la cama y cerró los ojos. De repente un ruido indiscreto en la habitación de al lado le despertó, se levantó casi exasperado y alerta, pero se obligó a creer que era imaginación suya, eran las 3 de la mañana, necesitaba dormir de una vez. Estaba cerrando la puerta cuando aquel haz de luna persistente se volvió a asomar y la volvió a ver de nuevo.
Si, necesitaba dormir, definitivamente lo necesitaba. Volvió a la habitación y no sabía ni como ni por qué ella estaba allí, era inexplicable… Cuándo había llegado, cómo había entrado. Creyó estar soñando, así que se pellizcó lo más fuerte que pudo por si otra vez su imaginación le estaba jugando una muy mala pasada, pero no, todo aquello era real. No dijo nada, absolutamente nada, se quedó tácito, mirándola como un tonto.
Luego, lentamente caminó hasta el borde de la cama y se acostó a su lado y se quedó mirándola a los ojos...si era un sueño, no se quería despertar. Luego la besó y la abrazó, no sabía que hacer, el corazón le iba a mil por hora…

1 comentario:

  1. me encanta tu blog :)
    con el diario de un bachiller me he sentido identificada jaja yo ahora lo estoy pasando horrores xqe no estoy haciendo ni el huevo, y nose qe estudiar. tu en que te has metido?

    ResponderEliminar