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sábado, 8 de enero de 2011

Sitting on the moon... Where're my troubles?


Sentado en la Luna soñaba, soñaba que la tenía delante. Allí estaban él y ella, los dos, él con una imagen un tanto descuidada, la barba demasiado crecida, la nostalgia lo llevo a la dejadez, sin embargo no se había descuidado físicamente y ella, sin palabras posibles para describirla, tan exquisita como siempre, sobre su piel de seda se hospedaba el frágil tacto de él. Se fundieron en un tórrido, dulce e interminable abrazo, acto seguido se besaron con la calidez ya habitual en ellos, los labios de ella dulces y esponjosos como siempre y los de el secos a causa del tabaco. Aquella noche fue muy distinta a cualquier noche jamás imaginada, querían dejar huella en todos los lados, baños, callejones, zonas verdes, parques... Aquel día nada importaba, NADA, cuando estaban juntos para el solo eran ellos dos, él y ella, nadie mas, cuando estaba con ella era capaz de escuchar el silencio y esa vez no fue diferente...
De repente el tiempo se paró, su respiración se aceleró en armonía con su ritmo cardíaco, sentía que su corazón iba cual caballo desbocado, no podía evitarlo, así que de una manera u otra se calmó y su alteración descendía gradualmente… La cogió de la mano y juntos se dedicaron a gozar de los placeres de la carne. En mitad de la noche, se despertó extasiado y allí seguía, sentado en la Luna… Se le dio por ponerse a jugar con las estrellas, cuando se le vino a la mente ese sueño otra vez, se acostó mientras sostenía una estrella en la mano y volvió a caer en un sueño profundo, un sueño del que jamás quería despertarse. Mientras dormía susurró una frase en sueños que rezaba “El momento perfecto no es tocarte, es saber que estás aquí y con los ojos acariciarte”

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